Es la dimensión en que todo es posible, donde las cosas insignificantes se vuelven extraordinarias, donde lo superfluo adquiere profundidad, donde lo efímero se vuelve eterno; es el lugar en donde las miradas lo dicen todo, sin necesidad de palabra alguna, donde la conexión se hace infinita con lo esencial que únicamente interpreta el corazón...
Lo maravilloso se halla más allá del pensamiento especulativo que se proyecta en el tiempo... pues, se encuentra en una conciencia que gravita inmersa en el sentimiento del presente vivo, trascendiendo todo propósito de beneficiarse a sí mismo, de intereses personales u objetivos egoístas.
... Aquí radica la felicidad ...
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